Desde hace más de 70 años, la Argentina tiene unos cuantos delirantes que con armas desvencijadas, disparan tiros al cielo creyendo que una de esas balas podría llegar hasta Dios y matarlo.
Hay un grupo de agnóstico, que creen que como Dios ya está muerto, entonces hay que dispararle a cualquiera, porque para ellos todos podríamos convertirnos en Dios y poner en evidencia su ignorancia.

En cambio los ateos no tiene ese problema, niegan y rompen todo, el caos es generado por líderes nefastos e irresponsables, que con frases históricamente vacías y mentirosas, les ofrece un paraíso terrenal incierto.
Cada cargador de sus armas tiene tres balas: una es la mentira, la otra es el escrache y la última es la condena social.
Afortunadamente la ignorancia de esta gente, no les permite ver que lo que no matan, con el tiempo lo fortalecen transformándose en verdad y justicia.
El tiempo tiene la gran virtud de poner todo en el lugar que corresponde.
De Eduardo R. Consiglio Copyright ©
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